Javier Eraso 13 Julio, 2024 08 min de lectura
Cuando te dicen que necesitas brackets, ¿qué es lo primero que se te viene a la mente? ¿Dolor? ¿Metales? ¿El apodo “boca de metal”? ¡No te preocupes! Aquí te explicamos todo lo que necesitas saber sobre las diferentes clases de brackets para que llegues a tu cita con el ortodoncista bien informado y sin miedo. ¡Prepárate para una dosis de información que te hará sonreír!
Los brackets son pequeños dispositivos que se colocan en los dientes para corregir problemas de alineación y mordida. Básicamente, son tus aliados en la lucha por una sonrisa perfecta. Pero, ¡ojo! No todos los brackets son iguales, y aquí te vamos a contar sobre las opciones disponibles para que puedas elegir la que mejor se adapte a tus necesidades y estilo de vida.
Yo clasifico los brackets globalmente en 3 grandes grupos: Según su forma de ligado (Ligado convencional, Autoligado y Alineadores dentales), según su material (Aleaciones metálicas, cerámica, zafiro y acetatos), y donde se colocan o ubican (Por vestibular es decir en la parte de delante de los dientes o por palatino/lingual, es decir por la parte de atrás de los dientes).
Este tipo de brackets sostiene el alambre al diente por medio de una ligadura elastomérica, elastie o como muchos los conocen “cauchitos de colores”. Esta indicado en la mayoría de casos desde niños hasta adultos. Su resistencia a la fractura y estabilidad son los puntos a favor de este tipo de brackets. Por el contrario, por la forma en que se ligan generan mucha fricción y debido a su morfología pueden generar molestias.
Estos brackets clásicos son resistentes y eficientes. Además, son más asequibles que otras opciones. Son ideales para pacientes de todas las edades y ofrecen resultados notorios.
Si buscas una alternativa discreta, los brackets de cerámica son una excelente elección. Se mimetizan con el color natural de tus dientes, haciéndolos menos visibles. Son casi igual de efectivos que los metálicos, pero pueden mancharse y fracturarse si no los cuidas adecuadamente.
Estos brackets son prácticamente invisibles, convirtiéndolos en una opción muy popular entre adultos que buscan un tratamiento discreto. Son resistentes a las fracturas y a las manchas. Ofreciendo un rendimiento confiable a lo largo del tratamiento.
Si prefieres aún más discreción, los brackets linguales se colocan en la parte posterior de los dientes. Son ideales para quienes buscan un enfoque invisible, aunque podrían requerir un período de adaptación para hablar cómodamente.
Este tipo de brackets sostiene el alambre al diente por medio de una compuerta que abre y cierra. Esta indicado en pacientes con enfermedad periodontal y raíces cortas, pero puede ser usado en cualquier tipo de paciente. Su mayor ventaja es la baja fricción combinándose con el uso de arcos o alambres especiales de cada sistema. Una de sus únicas desventajas es el costo, comparándolos con los brackets de ligado convencional. Estos se clasifican también en: Pasivos, Activos e interactivos.
Son brackets con aleación metálica generalmente de níquel-titanio. Junto a los arcos CuNitti los cuales proporcionan mucha menor fricción. En pocas palabras estos sistemas generan menos fuerza sobre los dientes, generándose así movimientos dentales más fisiológicos y “rápidos”.
Presentan las mismas características de los brackets linguales anteriormente mencionados. Su única diferencia radica en la forma que el alambre es sostenido al diente. De esta manera adquiere todas las ventajas anteriormente descritas sobre el autoligado. Su desventaja principal sigue siendo el tiempo de adaptación y la higiene oral.
Este tipo de sistema consiste en el remplazo del bracket tradicional por unos tubos de aproximadamente 1mm de diámetro los cuales son cementados por la cara vestibular (adelante) de los dientes. Su principal ventaja es la comodidad, ya que no presentan biseles.
En lugar de brackets, son como protectores transparentes que se adaptan perfecto a tus dientes y los van moviendo suavemente. Los cambias cada cierto tiempo y tus dientes se van enderezando poco a poco. Los puedes quitar para comer y cepillarte, y te ayudan a conseguir una sonrisa sin complicaciones.
No importa qué tipo de brackets elijas, lo más importante es que estás dando un paso crucial para mejorar tu sonrisa y tu salud dental. Recuerda, los brackets solo los ponen los especialistas, así que asegúrate de acudir a un ortodoncista certificado. Ahora que ya sabes las diferencias entre los distintos tipos de brackets, ¡estás listo para tomar una decisión informada! No dejes que el miedo o las dudas te detengan. ¡Una sonrisa perfecta te está esperando al final del tratamiento!